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31 de agosto de 2010

Ecología Social y Decrecimiento

30-09-2008

Ecología social y decrecimiento



(A la memoria de Murray Bookchin)

Desde que el investigador y activista norteamericano Murray Bookchin publicó en 1952 un estudio sobre el uso de productos químicos en los alimentos, su inquietud por crear una “ecología social” no pudo parar. En sus teorías, la crítica al crecimiento económico como único proyecto civilizatorio del capitalismo fue uno de los aspectos centrales. Pero también lo fue la concepción de alternativas a este sistema. En las siguientes líneas comentamos algunas de estas cuestiones en relación con la actual perspectiva del decrecimiento.
Tratar de abordar el decrecimiento como un todo puede convertirse en una cuestión imposible o estéril si, además, no se asume bien de antemano la complejidad a la que nos enfrentamos. Por eso, lo más normal es perderse enseguida en cuanto tratamos de idear alternativas al crecimiento o de trazar un esquema decrecentista sobre una crisis como la actual en la que, más que nunca, los factores sociopolíticos y económicos se encuentran indisolublemente unidos a los problemas ecológicos y energéticos. Y lo más normal también es que, fruto entre otras cosas de esa complejidad, el decrecimiento esté llamado a interpretarse – o malinterpretarse- de muchas maneras… así que prefiero acotar y destacar de antemano tres aspectos en los que, a mi juicio, reside el interés principal y la fuerza de la impronta decrecentista.

En primer lugar, el carácter frontalmente anticapitalista de la propuesta ya que, por definición, el decrecimiento supone la negación del capitalismo en la medida que sitúa directamente su punto de mira sobre el único pilar en el que éste se sustenta: el crecimiento incesante. En segundo lugar, la potencialidad que el decrecimiento ofrece - en tanto que acicate para la reflexión- de imaginar nuevas formas de organización de la vida social que propicien el acuerdo con la naturaleza y la superación de la alienación que la mercantilización de las relaciones sociales provoca. Y, en tercer lugar, el modo en el que una inequívoca apuesta decrecentista puede llegar a suponer un espacio común de lucha al conjunto de movimientos sociales y, al mismo tiempo, una renovación del debate ecológico que puede abrir la posibilidad de minimizar la atomización de los enfoques y propuestas ecologistas que fragmentan por completo a este movimiento.

Crecimiento o muerte

Sin embargo, creo que es importante señalar que la percepción del decrecimiento como una lucha únicamente “ecológica” puede ser un verdadero hándicap si termina por canalizarse solamente en ese sentido. Máxime además cuando, por la fragmentación apuntada, ha llegado un momento en el que casi puede hablarse de tantas sensibilidades ecológicas como personas o, por lo menos, de tantas ecologías como intereses creados. Si se trata de definirse, pues, pienso que la “Ecología Social” esbozada desde una perspectiva libertaria por Murray Bookchin (1921-2006) sigue siendo uno de los mejores intentos de captar la interacción entre el género humano y la naturaleza bajo la insistencia de que, la crisis ecológica y la crisis social, no son dos cosas distintas sino que ambas son un mismo producto del desarrollo de la economía capitalista y del sistema de relaciones sociales que se reproducen en su seno. Por eso, la ecología social no se contenta con la denuncia de los síntomas de la depredación ecológica, sino que se dirige directamente al cuestionamiento de la raíz que los causa. En este sentido, bien puede decirse que la crítica radical al imperativo capitalista de “crecimiento o muerte”, (una expresión muy común en Bookchin que tiene su base en El Capital de Marx), ha sido siempre uno de los objetivos principales de la ecología social, y por eso muchos de los planteamientos actuales en torno al decrecimiento no le suenan a nada nuevo ni le son nada ajenos.

Por otro lado, a diferencia de la totalidad de ecologías que componen la gama de tonos del espectro verde, la ecología social no se contenta con el parcheo y el activismo puntual; ni con ir a remolque de ningún partido político, por muy verde que sea, sino que presenta su propia dimensión política constituyéndose como un cuerpo de ideas que tratan de construir una alternativa global a la sociedad. Y lo hace además sin ningún tipo de máscara ya que, la fusión que Murray Bookchin plantea entre anarquismo y ecología, no sólo resulta el aspecto más llamativo de sus ideas sino que se trata también del más productivo: la ecología social considera que los principios básicos que tradicionalmente el anarquismo propone como forma de organización social (descentralización, autogestión, cooperación, ausencia de jerarquías…) son los que más analogía guardan con el funcionamiento natural de los ecosistemas y que, por lo tanto, son los que mejor pueden inspirarnos a la hora de imaginar una sociedad armónica consigo mismo y con la naturaleza.
 
La municipalización de la economía

Pero donde más se concreta la propuesta política de la ecología social es en la formulación del “municipalismo libertario” en tanto que organización social y económica de carácter comunalista. En ella, el municipio se percibe como la unidad de convivencia básica que puede facilitar que el “logos común” fluya y adopte la forma de democracia directa. La vida económica del municipio se concibe como una “municipalización de la economía”, tanto en el sentido de propiedad comunal como en la dirección colectiva de la propia economía local. Frente a la las formas de centralización y de concentración de poder, este municipalismo de base apuesta por la confederación de municipios regida por el intercambio y el apoyo mutuo.

Naturalmente, Bookchin, que es autor de trabajos como Los límites de la ciudad (1974), estudió a fondo los modos de organización social en nuestra cultura que históricamente no se han regido por la lógica estatista. Y, obviamente, se inspiró en concepciones como el Municipio Libre que afloraron en nuestra experiencia republicana y que este autor norteamericano también estudió. En 1984 escribió sus conocidas Seis tesis sobre el municipalismo libertario y, por ejemplo, en marzo de 1989, el grupo anarquista con el que desde finales de los setenta luchaba desde la pequeña ciudad de Burlington (Vermont, USA) se presentó a elecciones municipales – que es una posibilidad que su concepción contempla- con un programa que, en primer lugar, se refería a la cuestión del crecimiento como el problema “más acuciante”; al mismo tiempo que pedía una moratoria del crecimiento para que los ciudadanos “tengan tiempo” de decidir en asambleas abiertas cómo desean que sea el desarrollo de su comunidad. Otros puntos del programa eran “la compra por parte de la municipalidad de tierras libres” y “la creación de una red directa entre agricultores y consumidores para fomentar la agricultura local”.

Visto, pues, desde la óptica y las alternativas que en la actualidad se esbozan en el seno del movimiento por el decrecimiento y, especialmente, en el hincapié que éste hace sobre cuestiones como la “relocalización” de la economía, la “economía de aproximación” o la revitalización de la experiencia comunitaria, creo que está claro que la Ecología social, y las enseñanzas que Murray Bookchin ha aportado, tienen suficiente sustancia como para merecer una precisa atención. Sobre todo si lo que se desea desde el decrecimiento es construir un movimiento internacional verdaderamente transformador, y no una “red” ciudadanista más o menos progresista y sofisticada.

(Artículo publicado en catalán en el monográfico “Decrecimiento” de la Revista Illacrua, Nº 161, septiembre de 2008, págs. 26-27.)

28 de agosto de 2010

De 'madres', 'maricones' y 'grandes causas'...


Matria 30 de abril de 2010






Victoria Aldunate Morales


El presidente Evo no sólo dijo lo que dijo, si no que, probablemente otros compañeros, lamngen, hermanos, y también caudillos, líderes y figuras de los Movimientos Sociales de las izquierdas, sienten lo mismo… así como creen que quien nos rodea y contiene es eminentemente una “Madre” y esposa…
Que las hormonas femeninas de los pollos producen “desviaciones” y “por eso los hombres cuando comen este pollo tienen desviaciones en su ser como hombre”, es una afirmación que se muestra -desde dónde vemos, vivimos, sentimos y pensamos- misógina y homofóbica (1). Esta diciendo que “lo femenino” –en este caso, las hormonas- “desvía” el ser de los hombres. Así, lo femenino produciría un perjuicio o “desviaciones” a los hombres, y ellos al recibir este algo “femenino” no podrían seguir el curso… ¿normal de su ser? (2)
Más allá del sentimiento de ofensa, se desprenden más interrogantes: ¿El ser del hombre se ve invadido y rebajado por algo “femenino”? ¿Un algo “femenino” es un algo peor, por debajo de un algo “masculino”? ¿Los hombres que se comportan “femeninos” son hombres insuficientes, rebajados en su ser? Y más aún, ¿qué se dirá de quienes no se autodefinen femeninas o masculinos?
Puede que un efecto de estas asociaciones hechas en el discurso de Evo Morales Ayma, sea que mucha gente que hasta hoy ha visto como solución barata y rápida la compra de un pollo asado al paso, deje de comprarlos.
Jefes de familia, padres, temerosos de que sus varoncitos se vuelvan “femeninos” podrían prohibir el pollo en “su” familia. Madres culpabilizadas por la misma “amenaza” podrían buscar otras soluciones que –siempre- ellas tendrán que procurar, conseguir, idear, para alimentar a los varones; y para que así, nadie mañana, las culpe de que sus machitos no crecieron “derechos”, “bien hombres”.
También puede que quienes elaboran el menú de Cumbres y eventos de movimientos populares ya no programen almuerzos con pollo –como en esta cumbre- para los y las participantes no vegetarianas… Entonces, lo realmente positivo sería que si el negocio de los pollos con hormonas decae, el mercado dejará de producir a millones de seres que sobreviven en cubículos sin ninguna posibilidad más que la de ser un engendro torturado por la industria de la carne.
La figura es el capitalismo y “los” pobres…
Para Evo, primer indígena jefe de estado “la causa principal de la destrucción del planeta Tierra es el capitalismo” porque “El sistema capitalista busca la obtención de la máxima ganancia posible, promoviendo un crecimiento sin límites y un planeta finito”. Creemos y vemos lo mismo, el capitalismo es así, nada que decir. Pero más adelante expresa: “El capitalismo es la fuente de asimetrías y desequilibrio en el mundo”, (las negritas son mías), y refiere que “Más de 2.800 millones de personas viven con menos de dos dólares al día” (3).
Evo omite, que de esas personas empobrecidas nombradas por algunos organismos mundiales como “pobres absolutos”, la mayoría son mujeres, y que otra parte numerosa son las wawas que van en las espaldas de las mujeres y las niñas –simbólica y concretamente- … Y más omisión y negación todavía: define al capitalismo comoLA” FUENTE de asimetrías…
…Cuando hay tiempo para hablar, miles de micrófonos, tantas gentes complacientes oyendo al primer activista oprimido en un podium mundial en nombre de una gran causa, éste activista de los oprimidos, omite la asimetría que parte al mundo en dos grupos humanos básicos: el masculino que sostiene sus privilegios privados y públicos sobre la división sexual del trabajo y cuyo orden remata en que el “otro” grupo, las mujeres, hacen no sólo el trabajo doméstico, si no la contención cotidiana afectiva y social de las comunidades siendo las más pobres de los pobres y la mano de obra más barata que la barata...
Patriarcado ¿No Hay…?...
El Patriarcado, afirmamos, es la primera opresión entre humanos, modelo por el cual se oprime a todos los demás y a todo lo demás. Es el sistema que ha contenido y contiene a todos sus otros subsistemas paridos por el orden patriarcal –entre otros: esclavismo, feudalismo, colonialismo, capitalismo, imperialismo, neoliberalismo-. Viene desde lo que llaman en la Historia occidental Antigüedad.
Los vencedores toman a las mujeres de los vencidos como su famulus o esclavas y los varones vencidos o no, invadidos o no, eliminan los símbolos de las mujeres como seres iguales, potentes y autodeterminados. En Abya Yala nos colocan polleras de “señora de su casa”. En todo el mundoreducen a las mujeres a “complemento” masculino, “madre de sus hijos”, “esposas”, “media naranja”, “inspiración” poética o “atracción” diabólica. Y cuando ellas se escapan a esas imágenes y obsesiones masculinas, son quemadas por brujas en Europa y desprestigiadas en Abya Yala con modelos misóginos contra las mujeres desobedientes a los hombres de su etnia -a quienes “deberían” ser fieles como perro apaleado por su dueño-. Ejemplo de ese modelo misógino: La Malinche, aquella niña de 13 años abusada y explotada sexualmente por invasores e indígenas, arrancada a su madre, y asesinada muy joven.
Este símbolo aceptado “poéticamente” por los movimientos sociales de las izquierdas, dista poco de los construidos por la Iglesia Católica Apostólica Romana para justificar el genocidio contra las mujeres y coloca en primer plano “lo heroico” masculino. También muestra a las mujeres indígenas y a las que venimos de ellas, como potenciales “prostitutas traicioneras” –ladinas, mañudas, doble cara, no confiables para las revoluciones-… Por cierto, la prostitución, otro engendro patriarcal, no es la “profesión” “más antigua del mundo”, interpretaron convenientemente mal, es más bien un flagelo que proviene de la llamada Antigüedad (4).
Reyes, esclavistas, patrones o maridos…
La propuesta alternativa desde el discurso de Evo, parece ser “El nuevo sistema socialista comunitario”, que “eliminará toda forma de colonialismo e imperialismo, y asegurará la paz entre los pueblos y la Madre Tierra”. Este, según lo dicho: “tiene que basarse en los principios de complementariedad, de solidaridad, de equidad, respeto a los derechos humanos y, especialmente, respeto a los derechos de la Madre Tierra…”. Nuevamente las negritas son mías(5).
No sólo pienso que faltan los conceptos de Libertad, Autodeterminación y Autonomía, si no que dudo de una Paz entre los pueblos y la “Madre Tierra”, que no contabiliza –explicitando- la paz de las mujeres de NO ser Botín de guerra de cualquier bando –paramilitar e invasor o invadido y guerrillero-, y de No ser violentada por cualquier hombre, de derecha o de izquierda, de su comunidad o de otra...
También dudo de una autodeterminación de los pueblos que no asume la autodeterminación de las mujeres que han sido vistas por revolucionarios y fascistas, por filósofos y científicos, por poetas, líderes, hermanos, maridos y padres, por más de 25 siglos, como seres extraños que dicen NO cuando quieren decir SI, como seres prostituibles incluso por sus propios compañeros en campos de concentración nazis (6), como seres reproductores de la especie, como parte complementaria de la familia del Hombre, y como seres “femeninamente” heterosexuales…
Afirmo, que estas ideas patriarcales que indico acá son parte de la mentada Complementariedad. Una dinámica en que nosotras los complementamos a ellos. La mujer del Jefe de Comunidad complementa al Jefe de la Comunidad, la esposa al marido, la prostituta al prostituyente… la diputada al Congreso masculino –al que maquilla con su presencia de bella flor-. Complementan también el proletario al burgués, el invadido al invasor y el esclavo al esclavista.
“Madre” Tierra, paridora como mujer
Dice Evo Morales: “El derecho a la Madre Tierra es algo sagrado”, coloco negritas en “sagrado”, ya que me parece un concepto, aún, ambiguo. Por ejemplo, luego de haber visto ceremonias en donde el hombre indígena, reza, y la mujer indígena, silenciosa, se arrodilla (7)… Así, de a poco, voy recordando lo que me cuentan las “warmi pachakuti”, grupo de mujeres músicas en Bolivia. Que la creencia entre indigenistas e izquierdistas acá, sería que ellas no deberían tocar instrumentos, que las mujeres bailan y los hombres tocan, porque a las mujeres cuando tocan, se les seca la leche materna...
Pareciera entonces que las mujeres “profanan” los lugares masculinos…
No olvido tampoco que cuando se habla de un cuerpo “sagrado” como el de la virgen María se opone, a menudo, a un cuerpo prostituido como el de Magdalena –aunque la historia de ella, parece ser otra- (8), diseñando así para todas nosotras una vida de acuerdo a las expectativas masculinas: “madres” que no profanan su cuerpo porque son “puras cuidadoras de los hijos del Hombre” y putas, pero redimidas para llegar a ser sus mujeres… ¿qué harían si todas nos empeñáramos en ser “puras”?
De algunas de las frases siguientes: “…si derrotamos al capitalismo la tarea será cuidar la Madre Tierra con mucho amor…” y …“...la organización y la unidad, todo por la vida…(9)sospecho.
Lo sagrado no me gusta, el amor y la vida, sí. Sin embargo en nombre del amor patriarcal nos han asesinado tantas veces y tantas otras nos han escrito poemas de amor en que somos “el bien más preciado”, para luego escribir novelas que hablan de niñas abusadas y explotadas por ellos mismos, asegurando que a las niñas abusadas, les gusta… (10)
¡Y, en nombre de la vida…! ¡Ay!, en nombre de “la vida”, el Opus Dei influye en los estados y sus leyes para obligarnos a parir y para encarcelarnos por abortar… ¿Qué puedo pensar del amor y los cuidados patriarcales a las madres y a las mujeres, y “por la vida”?
En algunos escritos sobre la Cumbre, como en el de Leonardo Boff (11), se defiende a “la Tierra como la Gran Madre que nos genera y nos proporciona todo lo que necesitamos para vivir”, y también –de esto segundo no tenemos dudas- como un ser autorregulado y vivo. Pero más adelante el teólogo dice: “Por nuestra parte tenemos el deber de cuidarla, amarla, y mantenerla saludable para que siga generándonos y ofreciéndonos los bienes y servicios que nos presta”.
Es el mensaje y el sentimiento, no sólo del teólogo luchador de la Liberación, si no de quienes acá en Bolivia han posicionado esta Conferencia de los Pueblos como “defensa de la Madre Tierra” y de todas las izquierdas que no han cuestionado ni una sola coma de esa consigna.
Es un mensaje conocido por nosotras. Cada vez que nos embarazamos y parimos, médicos, curas, maridos, suegras –madres del futuro padre-, nos dicen: Debes cuidarte por la wawa, y los servicios públicos de Salud se llaman “Materno-infantil”… La Pachamama, la Mapu, también sabe porque ha sido explotada y sobre explotada. Y ahora quieren cuidarla para que siga pariendo… Tampoco hay derecho a decidir para la Tierra.
Tierra: heterosexual y matrimoniada
¡Ahí está la madre del cordero con eso de “Madre Tierra”!
No quieren Pachamama o Mapu, que son conceptos amplios, más allá del globo terráqueo. En algunas culturas -nos lo contaron en la única Mesa feminista comunitaria de la Conferencia (12), mujeres de esos pueblos- Pachamama o Mapu, son conceptos que hablan de arriba y abajo, de lo vertical, también de lo horizontal, es toda la que nos rodea, son el cielo y la tierra, la atmósfera, el aire, el cosmos, la mujer y el hombre, la juventud y la vejez, el antes, el ahora y el después…
… Pero comunicadores y comunicadoras de la Conferencia, hicieron gala de su agudeza lingüística anunciando que esta Cumbre salvaría a la Madre Tierra y al Padre Cosmos. O sea, son dos y una es Madre “femenina” y el otro Padre “masculino”. Un matrimonio heterosexual.
La Asociación Internacional Poetas de la Tierra, en un saludo a la Conferencia (13) llega más lejos. En su escrito, a la “Madre Tierra”, la defienden entes, héroes y voces masculinas: “…la voz de los pueblos de Latinoamérica es la voz profunda y telúrica de los volcanes, la lluvia y los vientos que defienden la Madre TIERRA; es la luz de sus ancestros Lautaro, Pelantaru, Lientur y Caupolicán, de Túpac Amaru y Micaela Bastidas, de Túpac Katari y Bartolina Sisa, de Manuela Beltrán y José Antonio Galán, de Rigoberta Menchú y mama Dolores Cacaungo y otros tantos anónimos en el espíritu Pachakuti de los Pueblos originarios, el nuevo despertar de los hijos de la Pachamama y el Tata Inti”…
Sí, están también la lluvia, Rigoberta Menchú y mama Dolores, y las parejas –escritas así en pareja- de héroes masculinos… Acá la Pachamama es la que ha parido a los hijos latinoamericanos del Tata Inti… Madre Tierra o Pachamama, El padre Cosmos o el Tata Inti, la cosa es que ella es una esposa paridora y heterosexual que formó familia. Así es el orden patriarcal… Entonces no es extraño que el logotipo oficial de la Conferencia sea un indígena masculino (14) sosteniendo en sus brazos a la Tierra, ese ser “femenino”, llevado en andas, como luego de una boda con traje blanco.
Por otra parte, la condena de hombres y mujeres de las izquierdas contra la perversa prensa de derecha han sido apasionadas… Me quedo pensando en que no descubrí esa misma pasión y condena tras el nuevo escándalo de curas pedófilos, contra el secretario del Vaticano Tarcisio Bertone (15) que sostuvo que está “demostrada” la relación entre pedofilia y homosexualidad… No digo que defiendan a los homosexuales, si no a la infancia, de los dichos de un ser tan perverso como Bertone que habla desde el corazón mismo de la institucionalidad violadora… Y es que, para las izquierdas, los indigenistas, ecologistas y otros, tal vez, la causa de homosexuales, mujeres y niños y niñas, no son “tan” importantes, ni una gran causa, así involucren también -como la ecología- la felicidad y la vida de gran parte de la humanidad.

Citas y referencias
1. Misoginia y homofobia son sentimientos íntimos y personales de odio y desprecio por mujeres y homosexuales, respectivamente, que construyen tanto el estigma social y político sobre el ser mujer y el ser homosexual y/o lesbiana, y el estigma sentido de las mismas mujeres, homosexuales y lesbianas que les lleva, en el caso de las mujeres a ser las juezas implacables acusadoras de las otras mujeres y en el caso de homosexuales y lesbianas, a esconderse, negarse, autoflagelarse y a odiar a los homosexuales y lesbianas públicas como el reflejo de lo que ellas y ellos no se atreven a hacer. Entre otras, consecuencias públicas de la misoginia, la homofobia y la lesbofobia, están el genocidio cometido contra las mujeres y las mujeres lesbianas por la Iglesia Católica Apostólica Romana en la Edad Media en Europa, y los genocidios cometidos contra homosexuales por Stalin en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, en la 2ª postguerra, y por Hitler, Musolini y diversos fascistas en Alemania e Italia de la 2ª guerra mundial.
2. En la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, reunida del 19 al 22 de Abril en Tiquipaya, Cochabamba, Bolivia, la frase exacta en el discurso de apertura hecho por el presidente Evo Morales Ayma, fue:Hermanas y hermanos, cuando hablamos del pollo, el pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas, por eso los hombres cuando comen este pollo tienen desviaciones en su ser como hombre”.
3, 5 y 9. Otras ideas y frases extraídas del discurso de apertura ya citado. http://alainet.org/active/37560
4. SANAHUJA YLL, Mª ENCARNA. La cotidianidad en la prehistoria. La Vida y sus sostenimiento. Ed. Icaria Antrazyt, Barcelona, España 2007. Mª ÁNGELES QUEROL, CONSUELO TRIVIÑO. La mujer en “el origen del hombre”. Ed. Bellaterra & arquelología. España 2004. RIANE EISLER. “El Caliz y la Espada”. Ed. Cuatro Vientos. Chile 1994…
No nos creerán a nosotras, tal vez o… seguro, pero créanle a Engels que usó ese ejemplo para analizar a una sociedad que oprime a proletarios… Fue sólo un ejemplo, pero bastante contundente: ENGELS, FEDERICO. Origen de la familia, la Propiedadprivada y el Estado. Ed. Cártago. Argentina, 1986.
6. Himmler autorizó prostíbulos dentro del campo nazi de Auschwitz. EFE en Varsovia | Mundo
Domingo 22 de Julio de 2007.
Otras muestras del trato histórico a las mujeres: TAMARA STARR. Selección. “La Inferioridad natural de la mujer”. Ed. Alcor, Argentina 1993., GALEANO, EDUARDO. Memorias de Fuego I. Los Nacimientos. Ed. Plon, París, Francia 1982 y 1989., MICHELE PERROT. Mi historia de las mujeres. Fondo de Cultura Económica 2008, Buenos Aires.; VITALE, LUIS. Interpretación Marxista de la Historia de Chile. De la República palamentaria a la república socialista (1891 -1932) Tomo V. Lom Ediciones; Historia General de las Indias del clérigo Francisco López de Gómara (1555); Taller de historia oral andina. MUJER Y RESISTENCIA COMUNITARIA. HISTORIA Y MEMORIA. Hisbol. Equipo del THOA; GEORGES DUBY. "Mujeres del SigloXII” Ed. Andrés Bello../MARGARET WADELABARGE. "La Mujer en la Edad Media “ Ed. Nerea/“Historia de las Mujeres” Tomos2 y 3Varios Autores Ed. Taurus/ CARLOS FISAS. Mujeres, amores y sexo en la Historia. Ed. Plaza & Janes; Carpeta Didáctica. Mujeres Medievales. Clara Martínez Tomás, España;
7. “Cumbres Indígenas: Desde este subjetivo rincón feminista”. http://www.kaosenlared.net/noticia/cumbres-indigenas-desde-este-subjetivo-rincon-feminista
8. Especialmente algunas teólogas feministas y grupos de mujeres cristianas y feministas como el grupo de Chile Con-spirando, se han encargado de rescatar la historia de María Magdalena, afirmando que no fue prostituta si no una mujer de clase alta que echada a la calle por no ser esposa y madre y demasiado culta, es salvada de la calle y el dolor por Jesús que la acepta entre sus apóstoles.
10. Para muestra un par de botones: “Memoria de mis putas tristes” del colombiano Gabriel García Márquez, y “Lolita”, de el ruso Vladimir Nabokov, éste último en los años 50 y el escritor latinoamericano ya en el siglo 21, 2004.
12. Ver Pronunciamiento del Feminismo Comunitario latinoamericano en la Conferencia de los pueblos sobre Cambio Climático. http://www.kaosenlared.net/noticia/pronunciamiento-feminismo-comunitario-latinoamericano-conferencia-pueb
13. Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía, www.poetasdelatierra.org

21 de agosto de 2010

"Hay que aprender a vivir satisfactoriamente con menos energía y con menos objetos"

18-07-2008

Entrevista con Joaquim Sempere, filósofo, sociólogo y editor del libro El final de la era del petróleo barato
"Hay que aprender a vivir satisfactoriamente con menos energía y con menos objetos"



Joaquim Sempere -filósofo, sociólogo, traductor, luchador antifranquista represaliado, ex dirigente del PSUC, director de Nous Horitzons, maestro de varias generaciones universitarias y ciudadanas- es actualmente profesor de sociología en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Barcelona. Recientemente ha editado con Enric Tello El final de la era del petróleo barato (Icaria, Barcelona, 2008). El núcleo de nuestra conversación se centra en las temáticas desarrolladas en esta interesante publicación.

Has editado recientemente junto con Enric Tello, El final de la era del petróleo barato. ¿Podrías darnos breve cuenta de su contenido?

Se trata de 9 contribuciones y una Introducción sobre el tema que viene descrito muy gráficamente por el título del libro. Los autores son economistas, sociólogos, ingenieros, geólogos y periodistas. Es un grito de alerta sobre un fenómeno de consecuencias de gran alcance para la vida social y la civilización.

¿Fin de la era del petróleo barato o fin de la era del petróleo?

Estuvimos dudando al poner título al libro. Pero de hecho son expresiones casi sinónimas. Al ser el petróleo la “sangre” que da vida a todo el sistema social, cuando se encarece más allá de ciertos límites deja de ser económicamente utilizable. Aunque queden restos importantes impregnando las rocas del subsuelo, el precio de su extracción y refino hace prohibitivos los combustibles obtenidos. Y entonces hay que buscar una alternativa energética.

¿Qué ha significado en tu opinión lo que solemos llamar el siglo del petróleo?

Ha significado un paréntesis excepcional en la historia humana. El modelo energético anterior, digamos hasta 1800, fue estrictamente solar. Permitió civilizaciones importantes, pero basadas en trabajo esclavo y servil. Con la revolución industrial, las fuentes fósiles ofrecieron una provisión de combustibles abundantes y fáciles de extraer y quemar, lo cual incentivó el despilfarro. La técnica aportó medios para sacar provecho de tanta energía, y ahí tenemos la tecnificación de la agricultura, la industria, el transporte, el hogar, al alcance de cientos de millones de personas. El esfuerzo físico humano y animal quedó substituido por esclavos mecánicos (con el correspondiente afán de comodidad). A propósito, el socialismo se alimentó en parte de la esperanza de una ciudadanía universal sin siervos ni esclavos porque comprendió la importancia de tener energía no humana para sostener la economía: de ahí que en el imaginario socialista sea tan importante la tecnociencia y sus aplicaciones industriales. Seguramente hay un vacío en el pensamiento socialista actual sobre este punto, que habrá que repensar, en función de la pregunta: ¿qué socialismo hay que imaginar para una época de previsible escasez de energía?

Además, la facilidad y el bajo coste del transporte mecánico indujo una distribución espacial de las actividades humanas que genera una necesidad de transporte desmesurada. Las interdependencias son tantas y tan grandes que cualquier interrupción del transporte hace peligrar el funcionamiento rutinario del sistema social, que se ha vuelto muy vulnerable: de ahí la paranoia de gobernantes y empresarios ante el próximo final del petróleo.

Quiero añadir otra consideración que ilustra los versos de Hölderlin que tanto gustaba a Manuel Sacristán:

De dónde surge el peligro nace la solución también.

Tanta abundancia energética ha permitido una prosperidad inaudita que ha hecho posible, entre otras muchas cosas, un desarrollo científico y técnico difícilmente alcanzable en tan poco tiempo bajo otras circunstancias. Así que hoy tenemos un planeta devastado por un productivismo apoyado en técnicas muy potentes, pero también una capacidad científica para desarrollar técnicas “amigas de la Tierra” (por poner sólo dos ejemplos, entre otros muchos ejemplos posibles: los captadores fotovoltaicos y el combate biológico contra las plagas agrícolas). Ahí hay una esperanza de rectificar muchos daños y enderezar el metabolismo socionatural para conseguir una economía no depredadora. Esto me parece importante porque con una población humana tan numerosa como la que hoy habita el planeta cualquier retorno a las viejas técnicas seguramente no bastaría para alimentar tantas bocas y ofrecer un bienestar mínimo. Aunque les suene raro o sacrílego a los partidarios de la ecología profunda, el ser humano puede mejorar la naturaleza sin menoscabar la productividad biológica de los ecosistemas. El ejemplo más claro es el de la agricultura, que produce más alimento a los seres humanos por unidad de superficie –y sin necesidad de destruir ecosistemas, aunque la historia de la agricultura está llena de ejemplos de destrucciones ecológicas, lo cual indica que la inteligencia humana debe saber compaginar ambos objetivos: lograr frutos suficientes de la tierra y preservar su productividad natural. Otro ejemplo son las técnicas modernas para obtener energía del Sol (como los paneles fotovoltaicos), que son más eficaces energéticamente que la fotosíntesis.

En suma, el balance del periodo fosilista es ambivalente. Pero es importante darse cuenta de que habrá sido un paréntesis en la historia humana, y que vamos a entrar pronto en una nueva época.

Déjame formularte una paradoja: el siglo XX empieza con un abrumador predominio global de EEUU en relación con la extracción de petróleo -sobre todo después de la puesta en explotación de los yacimientos gigantes encontrados en Texas y Oklahoma en los ‘30, siendo el principal consumidor y primer exportador mundial de crudo hasta después de la Segunda Guerra Mundial- y termina con Estados Unidos convirtiéndose en el mayor importador de crudo del mundo, quedando desplazado al tercer puesto de extractor global de petróleo, y a bastante distancia de Arabia Saudita y Rusia, aunque continúa manteniendo el cetro como el megaconsumidor del planeta. ¿Es ello indicio de una disminución del poder imperial?

Me parece una suposición muy acertada. Se puede añadir que el sistema está en trance de morir de éxito. Después de anunciarse el éxito del capitalismo neoliberal como sistema único posible, y deseado por todos los pueblos del mundo, cuando varios miles de millones de personas abrazan sus premisas, se precipita la crisis por la enorme presión de la demanda de petróleo desde las economías “emergentes”. La nueva geopolítica del petróleo va a ser la reubicación de los Estados Unidos ante el imparable crecimiento económico de China y los demás países emergentes. Ya se están viendo los primeros síntomas.

Al finalizar el siglo XX, el petróleo es la energía dominante a escala mundial. ¿Por qué esa adicción mundial al crudo?

Por las razones antes mencionadas, que se resumen en una excesiva interdependencia mediada por el consumo de energía, sobre todo en el transporte. No olvidemos que los derivados del petróleo suponen el 95% de los carburantes usados en el transporte mundial.

¿Cuáles son, en tu opinión, los principales impactos ecológicos de esta sed insaciable de oro negro?

Hay unos impactos locales en los lugares de donde se extrae, con destrucción de selvas tropicales y otros ecosistemas y contaminación de aguas que hacen imposible la vida de comunidades enteras. Véanse las resistencias indígenas en Latinoamérica, en Indonesia, en Nigeria, etc. Luego tenemos las emisiones de CO2 con el efecto invernadero. En tercer lugar tenemos la producción de numerosas substancias químicas que no existen en estado natural, con fuerte poder contaminante y capacidad disruptora de procesos biológicos. Pero quiero insistir en que el oro negro es la sangre de esta sociedad, y ha permitido organizar un metabolismo insano entre hombre y naturaleza. Por ejemplo, en Cataluña se crían unos 12 millones de cerdos (para una población humana de unos 7 millones), concentrados en granjas industriales. Los purines que generan no se pueden aprovechar como fertilizante por su excesiva cantidad: contaminan las aguas subterráneas y son un auténtico problema. Los cerdos criados en pequeñas cantidades en granjas dispersas por el territorio habían sido siempre un procedimiento racional de producir carne reciclando residuos orgánicos (los cerdos son omnívoros) y obteniendo un abono orgánico para las tierras adyacentes. Esta cría parsimoniosa tradicional, que combinaba bien agricultura y ganadería, en una simbiosis eficiente, ha sido substituida por la cría industrial y masiva de cerdos, que sólo es posible y rentable gracias al transporte movido por derivados del petróleo. Los camiones transportan el pienso, se llevan los cerdos al matadero y del matadero a los mercados, etc. Se pueden hacer razonamientos análogos a propósito de otros muchos procesos económicos insostenibles ecológicamente que sólo se han impuesto gracias al petróleo barato. (Aprovecho la ocasión para decir que de los purines se podría obtener metano orgánico capaz de mover vehículos: otro ejemplo de problema con solución. Pero de momento no se hace apenas, y la clave de todo este tinglado sigue siendo el petróleo abundante y barato.)

¿De qué hablamos exactamente cuando hablamos que nos acercamos al pico de la producción mundial del petróleo?

El geólogo norteamericano Hubbert formuló a mediados de los años 50 del siglo pasado la teoría de que cuando se ha extraído más o menos la mitad del petróleo de un yacimiento el petróleo restante resulta cada vez más difícil de extraer porque es el más profundo, el más denso, etc. La extracción decae inevitablemente y el precio sube irreversiblemente. Esta hipótesis, formulada por Hubbert para los yacimientos estadounidenses, se cumplió al pie de la letra, con un error de sólo un año, llegándose al pico en 1970. Luego se ha verificado también en las reservas del mar del Norte y en algunas otras. Por esto hoy se acepta como un modelo explicativo potente y aplicable a escala mundial.

¿Estamos cerca del pico mundial del petróleo? Hay quien dice que sí, y hay quien dice que faltan 30 años, como el Director General de Energía del gobierno estadounidense. Pero Richard Heinberg, un experto en el tema, sostiene que una economía como la estadounidense necesitaría al menos 20 años para adaptarse sin traumas excesivos a la era post-petróleo. O sea que, en la práctica, cualquier demora en abordar la transición energética es irresponsable, por no decir criminal, tanto si ya estamos en el pico de petróleo como si no. Además, creo que si estamos ya en las inmediaciones del pico, el caos va a ser pronto enorme e imparable, y las consecuencias, aunque imprevisibles en sus formas, van a ser muy graves.

Hay razones para pensar que estamos cerca del pico. El precio del barril de crudo lleva más de un año sin bajar de los 100 dólares; y si se observa la curva de los descubrimientos de nuevos yacimientos de petróleo, veremos que el máximo se alcanzó a mediados de los años 60 del siglo XX, y desde entonces no han dejado de bajar, aunque con algún repunte menor. En cambio el consumo no cesa de aumentar.

¿Que opinión te merece la expansión de los agrocarburantes, que se presentan a la opinión pública como la panacea contra el cambio climático cuando, según algunas opiniones, pueden llegar a agravarlo?

Ya se han esgrimido profusamente los inconvenientes de estos productos. Su saldo energético –es decir, la diferencia entre la energía obtenida y la invertida para obtenerla- es muy poco superior a cero (¡y a veces es negativa!), razón por la cual parece un disparate dedicar tanta tierra para cultivar las plantas que son materia prima de esta industria, sobre todo si se tiene en cuenta que es tierra que se sustrae a la posible producción de alimentos. Ya hemos visto cómo la demanda de maíz para bioetanol ha hecho encarecer el maíz alimentario, para desgracia de los más pobres en Méjico y otros lugares. También en algunos casos, como tú dices, parece que aumentan el efecto invernadero: esto ocurre si para hacer plantaciones de palma u otra planta oleaginosa hay que talar selva, pues entonces no sólo se eliminan árboles que son sumidero de CO2, sino que se liberan grandes cantidades de este gas que están cautivas en los suelos de los bosques.

¿Crees que el giro neoliberal del nuevo capitalismo global, con su énfasis en la privatización, desregulación y globalización, dificulta aún más cualquier tipo de transición energética, y nos aboca cada vez más a la guerra?

Sí. El mercado no lo regula todo, ni mucho menos; y a menudo lo hace ineficientemente desde el punto de vista de los seres humanos. Además, cuando la urgencia apremia el mercado no reacciona a tiempo porque es básicamente un mecanismo que funciona por prueba y error. Y si los errores potenciales son graves y/o irreversibles, la apuesta es demasiado arriesgada. Se necesitará, creo, mucha regulación pública y políticas desde las administraciones para guiar la transición energética. Que esta crisis, que es mucho más que una crisis coyuntural, coincida con una etapa de hegemonía ultraliberal es una gran desgracia. El fantasma de la guerra, por supuesto, nos amenazará mucho y durante mucho tiempo.

En El final de la era del petróleo barato varios autores defienden la necesidad de generar utopías realistas, sin oxímoron insalvable, en un ámbito tan esencial como es el de las nuevas fuentes energéticas y la transición energética hacia ellas. ¿Qué sendas te parecen más razonables, por cuáles apuestas?

Lo más razonable es el ahorro de energía acompañado de aumentos en la eficiencia de las máquinas y los procesos productivos. A la vez yo apuesto por las energías solares, limpias y renovables, y descarto la nuclear, que ha resultado, además de peligrosa, económicamente ruinosa. Hoy hay una ofensiva pronuclear muy fuerte, y me temo que acabarán construyéndose nuevas centrales, aunque tal vez no en los países centrales, donde es más plausible poner en pie una resistencia –pero sí en China, la India y otros países emergentes, en el Este de Europa, etc. El riesgo inaceptable de la energía nuclear es que puede afectar no sólo a la salud y la vida de personas individuales (en todas las empresas humanas hay riesgos), sino al genoma humano mismo, y las emanaciones radiotóxicas de sus residuos durarán cientos y miles de años. Es el punto más alto del sueño fáustico de dominar la materia y la vida, la aberración máxima. Impedir que se construyan más es una batalla indispensable. Hay que trazar una línea que no debe atravesarse nunca, aunque tengamos restricciones de energía. Siempre es posible contentarse con menos facilidades y comodidades, y hay que decir bien alto que hay cosas sagradas, intocables. Y que merece la pena algún sacrificio para respetarlas incondicionalmente. Los hijos, que pueden dar muchas satisfacciones, a veces también requieren sacrificios, y no dudamos en asumirlos.

Esto nos lleva a otra cosa: hay que aprender a vivir satisfactoriamente con menos energía y con menos objetos (no olvidemos que tras cualquier objeto manufacturado hay consumo de energía). Pasar a un modelo energético enteramente solar y renovable es indispensable, pero seguramente no será fácil. Algunas técnicas no están del todo a punto. Se requerirán inversiones gigantescas, reconversiones industriales y reciclajes profesionales de miles de personas. Por eso cualquier demora en abordar la transición nos coloca en peores condiciones.

¿Se puede vivir mejor con menos energía? Si es así, ¿cómo? ¿Estás a favor del decrecimiento económico?

Acabo de decir que se puede vivir “satisfactoriamente” con menos energía. Tal vez se puede vivir, como tú dices, incluso “mejor” que ahora. ¿Cómo? La pregunta me supera. La clave probablemente es reducir las expectativas materiales. Algunos filósofos de la contención –como los antiguos cínicos, estoicos y epicúreos- han dicho que la riqueza consiste no en tener mucho sino en desear poco. Pero no bastan generalidades como ésta. Si disponemos de menos energía, tendremos que trabajar más con las manos, como antes. Viajaremos menos. Tendremos que obtener el alimento de una agricultura de proximidad: será inviable el “lujo” de comer en Madrid calabacines o tomates cultivados en Murcia o en Marruecos. Los artefactos serán más caros y deberemos renunciar a muchos de ellos, o tendremos que aprender a compartirlos (por ejemplo con el alquiler de coches o bicicletas, o el uso compartido de lavadoras). Habrá que echar mucho ingenio en nuevos estilos de vida, que tal vez nos aporten más contacto social, más tiempo libre, menos stress. De todos modos, cuidado con lo del tiempo libre, porque seguramente tendremos que renunciar a muchas máquinas y, por tanto, dedicar más horas al trabajo manual, incluido el trabajo manual doméstico.

Creo que el decrecimiento económico es nuestro destino inexorable. Hemos crecido demasiado. Según los cálculos de la huella ecológica (con todas las incertidumbres y posibles errores que suponen), ya vivimos por encima de nuestros recursos, o sea, ya estamos deteriorando la base de recursos naturales, y así vamos a dejar un mundo menos productivo que el actual a nuestros descendientes. Si no refrenamos voluntariamente nuestras punciones sobre la biosfera, será la biosfera misma la que nos pondrá coto. La alternativa no es: crecimiento o decrecimiento, sino decrecimiento calculado y voluntario o decrecimiento forzoso. En este segundo caso, no hace falta decir que puede suponer un futuro de pesadilla, de colapso de la civilización, de lucha de todos contra todos. Creo que seguir hablando de que el crecimiento es bueno, indispensable para nuestro bienestar, necesario para conservar los puestos de trabajo existentes y aumentarlos, etc. es una irresponsabilidad increíble. Y sin embargo, no hay más que leer o escuchar lo que dicen nuestros líderes políticos y económicos (y también sindicales), que no sólo no luchan contra el dogma del crecimiento, sino que lo alimentan sin cesar. Vamos muy mal.

En tu aportación al volumen sostienes que si no prevalecen principios democrático-igualitarios podemos vernos abocados a ecofascismos o ecoautoritarismos asociados a formas de imperialismo que “exporten“ al Sur, que sí existe para estas “externalidades”, los efectos más destructivos de la crisis ecológica. ¿Este es el futuro que vislumbras? ¿Qué hacer entonces?

¿Qué hacer? Explicar la verdad de lo que nos amenaza y predicar una moral de la frugalidad y la contención. Tratar de lograr una masa crítica de ciudadanos y ciudadanas dispuestos a adaptarse a escenarios de escasez defendiendo lo esencial: la dignidad del ser humano, las libertades políticas, las conquistas democráticas y la equidad. Y dispuestos a construir una organización productiva ecológicamente sostenible, aunque tengan que renunciar a muchas comodidades que hoy damos por supuestas, como si fueran lo más natural del mundo. La equidad es muy importante, pues en un mundo con más escasez las desigualdades serán más intolerables: por eso ahí surgirá una oportunidad nueva para el socialismo. Por de pronto creo importantísimo defender con uñas y dientes lo que nos queda de “Estado del bienestar”, y tratar de ampliar sus prestaciones en la medida de lo posible y razonable. El Estado del bienestar se basa en una filosofía colectivista, no individualista. Es una de las herencias institucionales del siglo XX a defender.

El problema del Sur es aun más complicado de abordar, porque las desigualdades entre Norte y Sur han llegado a ser abismales. No me atrevo a decir gran cosa al respecto. Sólo una: seguramente los países del Sur ganarían si no se interfiriera en sus propios procesos autónomos desde fuera, desde Occidente. El mercado mundial nos destroza a todos, a ellos sobre todo, pero también a nosotros. Lo malo es que cuando toman las riendas de su destino, imitan lo peor de Occidente, como está ocurriendo en China. Hay excepciones, pero afectan a comunidades numéricamente poco significativas.

¿Podríamos hablar de la necesidad de una nueva cultura energética de la gestión de la demanda energética como hablamos de una nueva cultura del agua?

Por supuesto. Ya se habla de ella. En Cataluña hay una red (Tanquem les Nuclears – Per una Nova Cultura de l’Energia [Cerremos las nucleares. Por una nueva cultura de la Energía]) que viene haciendo campaña contra las nucleares desde hace más de un año. Un punto clave es el que tú dices de una gestión de la demanda. Las administraciones deben influir para reducir la demanda energética y alejarla de las fuentes fósiles y nucleares. Hay muchas maneras de hacerlo: obligar a poner paneles solares en los edificios, hacer normativas de construcción que impongan el aislamiento térmico de los edificios, prohibir las bombillas de incandescencia como se ha hecho en Australia (el Congreso de Diputados en España ha aprobado hace unos días una propuesta en este sentido para 2010 o 2011). Seguro que hay montones de posibilidades en esta línea.

Jorge Riechmann, en su capítulo “Chocando contra los límites: veinte tesis sobre biomasa y agrocombutibles”, defiende otro modelo de transporte que logre una movilidad suficiente a través del transporte colectivo, el transporte sobre raíles y bicicletas. ¿Qué políticas de suficiencia, de autocontención, de gestión de demanda son razonables en tu opinión?

Aparte de las dichas en la pregunta anterior, las relativas al transporte son esenciales. El transporte consume entre el 40 y el 50% de toda la energía consumida por la humanidad. Pero yo añadiría a las propuestas de Jorge que tú recoges (transporte colectivo, ferrocarril, bicicleta) otras consideraciones más espinosas. Mientras el modelo territorial genere incesantemente, día a día, la necesidad de moverse y de transportar mercancías, poco se avanzará. Hace falta desincentivar el urbanismo disperso, la distancia entre producción y consumo, la práctica de traer de lejos productos semielaborados o componentes para el acabado de los productos, la distancia entre lugar de residencia y de trabajo, etc. Todo esto no se resuelve en un día. Como no confío demasiado en que los poderes tomen a tiempo las medidas adecuadas, espero que la gente normal y corriente se espabile a medida que vaya topando con las dificultades. Las administraciones tienen que ayudar, y a veces tomar la delantera, pero la capacidad de espabilarse de la gente es una fuerza social tremenda.

José Manuel Naredo sostiene en su contribución que la sostenibilidad o viabilidad ecológica de un sistema económico debe enjuiciarse atendiendo no tanto a la intensidad en el uso “que hace de los stocks de recursos no renovables como a su capacidad para cerrar los ciclos de materiales mediante la recuperación o el reciclaje, con ayuda de fuentes renovables”. La aplicación de la metodología propuesta permitiría comparar el conjunto de la exergía almacenada en la corteza terrestre con la de origen solar, “expresando en términos meridianamente cuantitativos el conflicto que plantea en términos físicos la sostenibilidad global de la civilización que nos ha tocado vivir”. ¿Podrías traducir al lector no experto la propuesta de J. M. Naredo?

Voy a extenderme un poco en la respuesta porque el enfoque de Naredo, muy original por cierto, puede resultar oscuro a primera vista. Viene a decir lo siguiente. Un rasgo distintivo de la civilización industrial es apoyar parte de su intendencia en la extracción de rocas y minerales de la corteza terrestre en vez de hacerlo sólo de derivados de la fotosíntesis (productos vegetales y animales como alimentos, fibras, madera, etc.) como hacen el resto de especies vivas de la biosfera y como había hecho la especie humana antes de la revolución industrial. Y la energía era enteramente solar.

Los recursos minerales no renovables que el ser humano extrae de la corteza terrestre no existen dispersos en una “sopa primigenia”, como dice el propio Naredo, sino concentrados en vetas del subsuelo como resultado de procesos naturales aleatorios. El ser humano aprovecha esta concentración, que le facilita la obtención de plomo, hierro, cobre, etc. a un coste (físico y económico, en energía y en dinero) muy bajo. La situación incentiva la extracción de mineral virgen frente a la recuperación y el reciclado del metal usado, porque en estos dos procesos los costes físicos y económicos se han de sufragar íntegramente, de modo que suben los costes económicos finales. Podemos hacer el siguiente “experimento mental”: al dispersar en forma de residuos los metales y otros recursos minerales usados, estamos acercándonos a un estado hipotético de “sopa primigenia”. Es decir, estamos socavando el “capital natural” que supone la concentración de minerales en el subsuelo. Una versión fuerte de la sostenibilidad exigiría evaluar este proceso en función del coste energético que tendría recuperar los metales una vez dispersados. Pero la economía real ignora este coste, y por eso podemos decir que el coste de los recursos minerales que usamos es hoy “muy bajo”: la existencia de metales concentrados en las vetas mineras se toma como un dato y se desarrolla un proceso que a plazo largo, muy largo, nos dejaría sin metales concentrados, y obligados, en tal caso, a emplear enormes cantidades de energía para lograr el hierro o el cobre que hoy nos resultan tan fáciles y baratos de obtener.

En otras palabras: la economía humana moderna de los materiales (y la energía) se aleja de la economía de los materiales (y la energía) de la biosfera, donde todo material circula y se recicla gracias al flujo incesante de energía del Sol. Detrás de este discurso está la idea de biomímesis, la tendencia a organizar la economía humana de los recursos según el modelo circular de la biosfera, donde todo se recicla gracias a la energía solar.

Todo esto puede parecer muy teórico y alejado de la realidad, pero ofrece un modelo teórico muy sugerente y potente, según creo.

Gràcies Quim. Y creo que sí, que tienes razón, que el modelo de Naredo, que tan magníficamente has explicado, es sugerente y potente.